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Importancia del uso de los bastones en montaña

Actualizado: 5 ene 2022

¿Bastones si o bastones no? Es el gran dilema de muchos cuando preparan su material para ir a hacer una ruta o un entrenamiento por montaña. Bien sea por aparentar, por orgullo, por dejadez o simplemente por desconocimiento, no estamos acostumbrados a utilizar los bastones de forma habitual.

Hay quien dice que eso es para las “personas mayores”, ya que asociamos muchas veces el uso de los bastones a debilidad física o con personas de avanzada edad, pero esto es por un desconocimiento total de la multitud de beneficios que pueden repercutir de manera importante en nuestra salud.


Los bastones, al utilizarlos, no dejan de ser una extensión de nuestro cuerpo por lo que, en grandes travesías o rutas en las que hay que salvar un gran desnivel, los bastones van a ayudarnos a que el peso de las grandes mochilas que transportamos no vaya directamente todo a nuestra espalda y articulaciones, sino que van a liberarnos en gran medida de esta carga.


Al mismo tiempo no solo son un elemento de apoyo que nos ayuda a repartir mejor el peso que tenemos que transportar, sino que también van a hacer que nuestras articulaciones, principalmente las del tren inferior (cadera, rodillas y tobillos), absorban impactos con muchísimo menos fuerza en cada movimiento.



El uso de los bastones va más allá de los aspectos beneficiosos para nuestra salud, sino que también, van a repercutir considerablemente en nuestras habilidades técnicas. Los bastones nos sirven como elementos de descarga del peso, pero también como elementos de apoyo. Tenemos ahora cuatro puntos de apoyo con el suelo en vez de dos, por lo que tenemos mayor estabilidad y control de nuestro cuerpo, aunque al comienzo nos costará un poco acostumbrarnos a movernos con dos bastones, sobre todo si normalmente estamos acostumbrados a ir con uno.


Nos van a ayudar notablemente en lugares mojados, en los que predominen las zonas de hierba, al cruzar o vadear ríos, al ascender o descender rampas de fuerte pendiente y un montón más de situaciones.

Además de todo esto, los bastones nos pueden servir como elementos de fortuna en caso de accidente o de necesidad de vivaquear. Con ellos podemos construir desde una camilla hasta un refugio en el que resguardarnos para pasar la noche e incluso son útiles en el caso de que tengamos que ahuyentar a algún animal salvaje o doméstico. Otro uso que podemos hacer con nuestros bastones es la construcción de una brújula solar, con la que orientarnos en caso de pérdida.


Todos estos beneficios, nos los proporciona un elemento tan sencillo y básico que se ha utilizado desde nuestros ancestros y que, a pesar de la infinidad de modelos existentes, nos da todas estas posibilidades recogidas en uno pocos gramos de peso en nuestras manos.



Sin hablar de deportes de invierno como son las raquetas de nieve o el esquí en los que es imposible plantearse realizarlas sin ellos.


Un elemento muy importante de los bastones a tener muy en cuenta y que, por lo general se asocia al invierno, son las rosetas. Encontramos principalmente dos tipos: unas más grandes y con pequeñas hendiduras que hacen que parezcan un “copo de nieve” que se emplean en época invernal y, unas más pequeñas empleadas en época estival. No solamente van a ser vitales en terrenos nevados impidiendo que el bastón se hunda en la nieve, sino que, también, en terrenos embarrados, ríos o pedreras, van a impedir que nuestros bastones acaben enganchados o hundidos en este tipo de terrenos, evitando perder nuestra estabilidad.

¿Todavía sigues con dudas sobre la importancia que tienen los bastones en nuestras salidas a la montaña? Es cierto que el uso de bastones va a incrementar nuestro consumo energético debido a una movilización suplementaria de la musculatura del tren superior, pero como hemos comentado a lo largo del artículo, a pesar de este incremento de nuestro consumo energético los múltiples beneficios que nos aportan su uso son mayores que ese aumento del consumo energético.


No es cuestión de hacernos los “machos” durante unas horas, una ruta o unos días, sino que tenemos que pensar a largo plazo y, sin duda, nuestro cuerpo en general y nuestras articulaciones en particular, nos lo agradecerán con el paso de los años, pudiendo hacer que disfrutemos durante mucho más tiempo de todo lo que nos brinda la Montaña.






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