Muchos son los proyectos y actividades que rondan nuestras cabezas, al igual que las de todos los montañeros, pero que la mayoría de las veces la falta de tiempo, de compañía, de dinero, de medios y de una larga lista de factores, hacen que no se puedan llevar a cabo. Sin embargo, en nuestro caso particular, esta ocasión, se alinearon los astros y fue así como de manera improvisada rescatamos un viejo proyecto que llevaba demasiado tiempo en nuestras mentes y que pudimos sacar de las numerosas líneas pintadas en los mapas a la realidad. Fue de esta manera, como un 1 de octubre nos encaminamos a la base del Espigüete para poder poner fin a un viejo proyecto y así poder recorrer sus cuatro caras por ocho vías diferentes en el día.
El frescor de la noche en la cara, hace que nos despertemos antes de que suenen las alarmas. Son las 3.50 de la mañana y fuera hace unos 6º. Al hormigueo en el estomago se le suman las dudas por el tiempo, ¿pantalón corto o largo, plumas o cortavientos? Finalmente optamos por salir de largo y luego ya veremos.
Tomamos la pista que va hacia Mazobres, donde, a los pocos minutos de comenzar se nos une un nuevo compañero de ruta, al que bautizaremos como “Sultán”, un joven mastín que no sabe dónde se ha metido…
Tras apenas un kilómetro, tomamos el sendero que nos conduce a las cercanías del refugio. El sudor comienza a aparecer así que paramos a quitar algo de ropa antes de adentrarnos en la pedrera de la cara Noreste. Una gran diagonal por llambrias y placas de caliza nos conducen hasta la salida de la chimenea por la que se asciende en invierno y, desde aquí, ya solamente nos queda ascender en zigzag por pequeñas terrazas herbosas para llegar la cima Este. Tan solo diez minutos después, llegamos al vértice geodésico. Faltan pocos minutos para que sean las 6:30 de la mañana y tras poco más de 2h hacemos la primera cima del día.
Apenas hemos hecho fotos y no paramos mucho en la cima, toca comenzar a bajar para ir a por la siguiente cara. La idea inicial era bajar por la cara norte, pero sigue siendo de noche, por lo que optamos por bajar por la Canal Suroeste para volver a subir por la Pedrera Su y dejar la cara Norte para hacerla a la luz del día.
No tardamos en tomar el sendero de tierra que nos hace bajar rápido hasta las zonas de cortados de roca, con algún que otro destrepe pero que no suponen gran problema. Toca hacer una travesía por terrazas de roca, fácil pero expuesto. La terraza apenas llega al medio metro de anchura, y la pared desploma por encima de ésta, pero se supera sin complicaciones. Un paso entretenido y bonito, pero que a la luz del frontal iluminando hacia valle, transmite la sensación de que la terraza es más estrecha y complicada de lo que realmente lo es. Al otro lado de la terraza, aparecen los hitos de la Pedrera Sur que, a la luz de la luna parece que los pies retroceden menos en el ascenso que al hacerlo de día cuando parece no terminarse la pedrera.
Una hora después de haber comenzado a descender de la cima, y aun de noche, llegamos nuevamente al vértice. El viento suena con fuerza, en esta ocasión tampoco paramos mucho en la cima más allá de lo que nos lleva hacer algunas fotos.
Seguimos el camino, y ahora sí descendemos por el Corredor Norte. Enseguida llegamos al estrechamiento y, tras superar el embudo y descender unos 300m por la pedrera, nos desviamos hacía el comienzo del canal que da paso a la Gran Diagonal Norte.
Desde lo lejos, parece una pedrera rocosa con demasiada pendiente, pero al ir acercándonos la pendiente parece desaparecer y las rocas dan paso a dos largos pasillos de hierba encajonados entre pequeños cortados de roca por los que el ascenso se hace bastante cómodo.
Según vamos ascendiendo, comienzan a aparecer los primeros rayos de sol, lo que nos fastidia la idea de ver el amanecer desde la cima y a ello, se suman las primeras sensaciones de cansancio en las piernas, pero esto no impide que una hora más tarde volvamos a coronar la cima del Espigüete en lo que va de día. Esta vez, con la luz del día, paramos algo más en la cima pero tampoco demasiado ya que el viento desagradable sigue soplando fuertemente.
Ya solamente queda un par de bajadas y una última subida para dar por finalizada nuestra “integral del Espigüete”. No lo demoramos más y comenzamos el descenso por la cara Oeste. Nuestra idea inicial era descender por la arista Noroeste, pero optamos por destrepar la Canal Oeste para ganar algo de tiempo y acortar algunos metros...
Aquí tenemos que andar con cuidado, ya que nuestro compañero de aventura se queda por la parte alta y nos da miedo que se ponga nervioso y nos tire piedras desde arriba.
No nos lleva mucho destrepar la canal y enseguida estamos en la pedrera de la cara Oeste, la cual atravesamos en pocos minutos para alcanzar el pequeño collado “donde pican las diez”. Aquí, el sol calienta con fuerza y aprovechamos para picar algo antes de subir por la Grieta Suroeste.
Trepadas sencillas, al principio por placas tumbadas y luego por bloques de roca, que nos conducen hasta la “seta” de la cara Suroeste, donde metros más arriba nos está esperando nuestro nuevo amigo Sultán. Unos últimos metros más de cresta y llegamos por 4ª y última vez a la cima del Espigüete 6 horas después de haber salido del parking por la mañana. Ahora comienza lo duro, descender por la cresta Este con el viento incómodo que sigue soplando.
Vamos librando el viento resguardándonos en la roca por la cara sur todo lo que podemos, lo cuál hace que bajemos a una de las cuevas que hay en mitad de la cresta. Tras trastear un poco y buscar un par de geocaches, seguimos el descenso para llegar al parking 8 horas después de haber comenzado de madrugada.
Hemos hecho las 4 caras del Espigüete por 8 vías distintas (Cara Noreste, Canal Suroeste, Pedrera Sur, Corredor Norte, Gran Diagonal Norte, Canal Oeste, Grieta Suroeste y Arista Este) en el día, algo que teníamos en mente desde hace tiempo.
Sin lugar a dudas, una actividad curiosa, pasando por lugares que cuesta creer que estén en esta mole de roca caliza, donde nos ha acompañado la climatología y sobretodo una compañía de lujo para completar esta aventurilla que, a pesar de no tener una gran distancia en kilómetros, se aproxima a los 4500m de desnivel acumulados repletos de emociones, formaciones, panorámicas y recuerdos.
Y qué mejor manera para celebrar el vigesimosexto aniversario de la primera ascensión de Vidal a esta mítica cima de nuestra querida Montaña Palentina que hacer las 4 caras en el día.
DIFICULTADES DE LAS VÍAS
* La dificultad de las vías han sido extraídas de la Guía de la Montaña Palentina (Curavacas y Espigüete). Capitulo de la guía correspondiente a la introducción de Espigüete. ] © Tente Lagunilla y Vidal Rioja. http://www.arasdelcielo.com/espiguete/
CROQUIS DE LAS VÍAS
Si quieres más información sobre la actividad puedes consultar el blog de Vidal a través del siguiente enlace:
Y si todavía te has quedado con más ganas de saber sobre la actividad puedes leer el artículo que publicamos en la revista del Club Peña Torquilla de Guardo:
Puedes consultar y descargar el track en el siguiente enlace:
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